13 de octubre de 2015

Me obligo a callar

Que difíciles han sido estos días, era tan normal para mi escribirte las cosas más banales que ocurrieran en mi día a día; y ahora aunque muero de ganas, no puedo hacerlo, no debo hacerlo, me obligo a no hacerlo. Te contaría que me resfrié por andar desabrigada, que la Lulu se cree perro guardián, que me compré aros nuevos y que sé yo cuanta tontera más. 

Aprovecharía y te diría que tenías razón cuando dijiste que esto se había transformado en costumbre, pero yo no le veo lo malo, siempre he sido un ser de costumbres, rutinaria, así funciono y soy feliz. Así funcionamos durante mucho tiempo los dos y no te quejaste nunca de ello. 

Ahora podría explicar porque te culpé solo a ti, quería hacerte sentir mal. Pero yo también debo asumir mis culpas, fui poco exigente, conformista, pasiva, quería agradarte y por eso traté de pedir y molestar lo menos. Te dejé las riendas de la relación a ti, y por mucho tiempo anduvimos a tu ritmo, yo me acostumbre tanto a eso que no me percaté que tú ya no estabas conforme. 

Me obligo a callar lo que siento, lo que pienso; por la misma razón que lo he echo antes, para no molestarte, para no presionarte. No sé si será lo correcto, quizás debería buscarte, decirte lo que no dije por estar cegada por la rabia. Ya no estás tú para decirme que hacer.

No hay comentarios.: